Fotografías El vecinal
Minutos antes de la una de la tarde hizo su ingreso al Templo en reparación el cortejo con los restos mortales de Roxana Rebolledo para su Misa fúnebre de cuerpo presente.
El Templo lucía abarrotado de vecinos que llegaron a darle el último adiós y que también quisieron demostrar su solidaridad con la familia de Roxana ante tan lamentable pérdida.
El Padre Pedro fue el encargado de realizar la Misa y tal como ya nos tiene acostumbrados, hizo uso de los simbolismos y de la prédica una conversación entre los asistentes con Dios.
En un momento dado llamó a los padres y familiares de Roxana que tenían una flor blanca en sus manos y los invitó a depositarla sobre el ataúd, instante de mucha emoción que hizo brotar lágrimas de muchos ojos.
También en el instante de rociar agua bendita sobre el ataúd, llamó a los padres de Roxana y los hizo rociar la urna con agua bendita, otro instante de mucha emoción para los padres.
Pero el momento más emotivo y que arrancó más de alguna lágrima y palabra de exclamación, fue cuando invitó a los familiares a reunirse alrededor de la urna para despedirse de Roxana, ocasión en que de repente y traído por unos brazos, apareció el hijo de Roxana que inocente de lo que ocurría, chupaba un tete y miraba sin entender nada. Se fundió en un abrazo con su padre y luego con sus abuelos. El Padre Pedro lo bendijo con la señal de la cruz sobre su frente.
Mucha emoción entre los asistentes y los padres de Roxana, sin embargo a quién se vio más afectado fue a su pololo que lloró sin pudor ante todos teniendo que ser consolado por el Padre Pedro en un momento.
Así transcurrió en una hora y media la Misa que fue diferente porque el Padre Pedro la convirtió en una conversación entre los presentes con Dios, lo que refresca el alma, hace renacer las esperanzas y afianza la Fe.
Luego de concluida la Misa, en las afueras una multitud esperaba la salida del féretro y cuando asomó por la puerta del Templo rompieron en un gran y cerrado aplauso.
El cortejo se inició camino al cementerio por calle Pinto, Manuel Bulnes y Palacios, mientras a los costados de la carroza jóvenes amigos y ex compañeros de Colegio la escoltaban portando globos blancos en sus manos.
En el boulevard Palacios la despedimos a eso de las 14,50 horas. Había concluido una larga despedida pública y comenzaba la despedida más íntima, la de la familia y amigos.