EL VECINAL


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lunes, 3 de junio de 2013

BULNES (CHILE), LUNES 3 DE JUNIO DE 2013

LA FOTOGRAFÍA DE BULNES (CHILE)
 
Tordos en el paseo Palacios 
 


CORREO AL DIRECTOR
Sr. Director:
 
Para su información y de sus lectores, si lo tiene a bien.
Atte;

                                 Juan S. Arévalo Rojas
                         C O N  C E J A L 
                       Fono : 94454307                         


 
 
INVITACIONES CIRCULAN
 

 
 
DOS ACCIDENTES DE TRÁNSITO SIN LESIONADOS SE REGISTRARON AYER EN BULNES
 
1) Minutos antes del mediodía de ayer, un automóvil que circulaba por la ruta 5 sur con destino a Chillán, a la altura del kilómetro 423, debido al reventón de uno de sus neumáticos, su conductor perdió el control y chocó contra la barrera de protección central de la ruta.
En el vehículo viajaban cinco jugadores de rugby de un equipo perteneciente a Yungay y se dirigían a Chillán a participar de un partido competitivo, los que resultaron ilesos y una vez solucionado el problema, continuaron viaje hacia su destino. 
 
2) A las 20,55 horas de anoche, un automóvil que circulaba por calle Condell chocó a una camioneta que se encontraba estacionada, al momento de efectuar una maniobra para virar, no resultando sus ocupantes lesionados.
 
A ambos accidentes de tránsito concurrió personal de Carabineros, quienes adoptaron los respectivos procedimientos policiales.
 
Nuestra estadística:
 
Accidentes de tránsito: 25
Lesionados: 37
Fallecidos: 4
 
En accidentes de tránsito ocurridos en rutas de la comuna de Bulnes durante el presente año.
 
 
 
CON MUCHO ÉXITO SE PRESENTA EXPOSICIÓN DE PINTURAS EN QUILLÓN
 

 

“¿HACIA DÓNDE VA EL MUNDO?
Autodeterminación y Hegemonías Globales en el Conflicto Internacional”
 
SERGIO RODRÍGUEZ GELFENSTEIN
 
Sergio Rodríguez Gelfenstein es analista y consultor internacional, Profesor e Investigador del Centro de Estudios Políticos y Sociales de América Latina de la Universidad de Los Andes, Mérida y del Instituto de Altos Estudios Diplomáticos "Pedro Gual" del Ministerio de Relaciones Exteriores venezolano. Ex-Embajador de Venezuela en Nicaragua y ex-Director de Relaciones Internacionales de la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.
Quisiera agradecer a ILAES, (www.ilaes.cl) por esta invitación, para expresar algunas ideas que permitan reflexionar sobre el momento internacional que vivimos. Me complace mucho tener el honor de compartir este panel con el embajador de la República Árabe Saharaui Democrática con la que me unen lazos de hermandad, fraternidad y lucha desde hace muchos años. Para mí es un orgullo poder compartir este panel o cualquier otro escenario, con un representante y un hijo del pueblo saharaui.
El fin de la bipolaridad no resolvió de inmediato el problema de definir una nueva estructura para el sistema internacional. El mundo debió vivir una época de mucha tensión en la última década del siglo pasado, porque había fuerzas en pugna entre quienes pensaban que lo óptimo era el establecimiento de un mundo multipolar donde todos los países y todos los bloques de poder pudieran tener acceso a participar en el proceso de toma de decisiones, en la medida que había desaparecido “el conflicto”.
Había otros que planteaban la idea de construir un mundo unipolar, en el cual, - una vez que había desaparecido uno de los polos presentes en ese mundo bipolar-, el capitalismo iba a reinar eternamente.
Este conflicto duró desde la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética, se mantuvo durante toda la última década del siglo pasado y se resolvió a favor de la unipolaridad el 11 de septiembre de 2001, utilizando para ello los ataques terroristas en Estados Unidos. Hago un paréntesis para decir que aunque me refiero a “ataques terroristas” no estoy asumiendo como válida la autoría que Estados Unidos le ha dado; el origen todavía sigue siendo incierto, le doy carácter de terrorista porque murieron muchas personas inocentes y el mismo benefició solo a Estados Unidos porque logra imponer un sistema internacional unipolar que se sustenta en los discursos del Presidente Bush y, en particular, el del 20 de septiembre del año 2001, donde el mandatario estadounidense dice “…o están con nosotros o están con el terrorismo”.
Ante esa falsa dualidad, -porque nadie puede estar de acuerdo con el terrorismo- los actores internacionales se ven obligados a establecer una alianza o subordinación a Estados Unidos. Eso, junto con una serie de elementos complementarios, establece de hecho un sistema internacional unipolar que en ese momento parecía perpetuarse en la historia. Hubo algunos analistas que auguraban un periodo muy largo de mundo unipolar y así pareció durante los primeros años de este siglo.
Esto se ve detenido por la crisis que surge en el año 2008.
Hay que detenerse para entender la crisis como un factor internacional. Tiene una serie de elementos que permiten afirmar que no es como otras tantas crisis cíclicas que ha habido durante el desarrollo del capitalismo.
Ahora se puede conjeturar que a esta crisis concurren una serie de elementos que están presentes y encaminados a tratar de salvaguardar el sistema.
Además de ser financiera y económica, se adentra en otros aspectos de la vida, del Estado y de la sociedad internacional. Es energética, porque tiene que ver con un modelo de consumo que se agota. El sistema capitalista mantiene niveles de necesidad energética que ya no se pueden sustentar con los recursos propio, por ello necesitan buscarlo donde estos se encuentran. De manera que las principales potencias capitalistas necesitan de una energía que no tienen; podemos dar una cifra para comparar: Estados Unidos, con un 6% de la población mundial, consume el 25% de la energía y China, que es el 2º mayor consumidor del mundo con un 22% de la población mundial, consume el 10% de la energía en un proceso que también es creciente, porque hace solo 10 años consumía el 3% de la producción mundial de energía. De manera que la crisis energética tiene su origen en las necesidades crecientes de las potencias para mantener ese modelo de consumo que todos conocemos: 2 o 3 vehículos en cada hogar, un televisor en cada dormitorio, 30 o más luces prendidas sin necesidad y aparatos eléctricos que consumen energía para cualquier actividad de la vida doméstica.
Es una crisis también alimentaria, porque a pesar que la Tierra tiene la superficie suficiente y los recursos para la producción de alimentos para los 7 mil millones de habitantes del planeta, lejos de avanzar en el cumplimiento de los objetivos del milenio para el año 2015, ha crecido la pobreza y –al contrario- nos alejamos de la posibilidad de solucionar el problema del hambre. Este es uno de los problemas más acuciantes que afectan a la humanidad, porque el primero de los derechos humanos es el derecho a la vida y para tenerlo debe cumplirse el derecho a la alimentación. Sin embargo, aquí nuevamente nos vemos enfrentados a una contradicción entre la posibilidad real de que la Tierra dé comida a todos los habitantes que tiene y muchos más, y sin embargo, casi el 20% de la población mundial está subalimentada y esta cifra crece. Aquí comenzamos a entrelazar los factores, la producción de alimentos necesita de la energía y al encarecerse la energía no se pueden producir alimentos o se producen en menor cantidad, al producirse menos alimentos, los mismos encarecen, al encarecerse, hay cada vez más hambre, más desnutrición y menos posibilidades de solucionar este tipo de problema.
Es una crisis política, porque el modelo occidental que se sustenta en la democracia representativa ya no da solución a las demandas más elementales de los ciudadanos, de los pueblos, y hoy se descubre como un gran acontecimiento que no vivimos en democracia.
Cuando en países tan distintos y tan distantes como Túnez o Egipto, Grecia o España, o Chile y el propio Estados Unidos, los pueblos se movilizan para reclamar democracia que sea capaz de solucionar los problemas básicos de los seres humanos, se comienza a generalizar la idea de que el modelo político occidental no permite la solución de los problemas que aquejan a los pueblos y comienzan la búsqueda de nuevas formas de participación, de quehacer político y cuestionan los modelos políticos en sus países.
También la crisis es moral y es ética, porque los basamentos ideológicos con los cuales se sustentaba el modelo ya no son capaces de explicar ese modelo. Hoy, la televisión, los medios de comunicación masivos han venido a sustituir el papel que juegan los partidos políticos y otros estamentos de la sociedad como vehículo catalizador de la preocupación y de la actividad política de los pueblos y, en esa medida, hay un factor distorsionador porque finalmente los medios de comunicación responden a una minoría que se agrupa en grandes monopolios y a ese mismo modelo en crisis, sin embargo, se le sigue mostrando como una panacea para los pueblos, básicamente para los pueblos del sur.
En esta medida, podemos llegar a la conclusión de que la crisis que se vive -sin decir que estamos aun viviendo el fin el capitalismo- no se avizora pronto. Hoy sí podemos decir que esta trance del sistema internacional está vinculada a una crisis del sistema y del modelo capitalista, que lleva varios años, porque empezó en 2008, en 2009 se inyectaron gigantescos recursos para tratar de paliarla y lo que se hizo fue “correr la arruga”, porque resurgió con más fuerza en 2010, se ha profundizado en estos dos últimos años y el año 2013 va a ser muy difícil, tal vez el más difícil en mucho tiempo, porque estos “pañitos tibios” que se pusieron en el 2009, tratando de salvar a los bancos, no a los pueblos, alcanzará hasta 2012 y en el 2013 se iniciará una generalizada cesación de pagos.
Frente a esta situación de crisis y a la necesidad de mantener el modelo, se generan y se incrementan niveles de conflictividad muy altos en el mundo y en estos niveles de conflictividad uno siempre va a encontrar tres factores y siempre se va a descubrir en las tensiones que ocurren en cualquier rincón del planeta alguno de estos tres factores que son: las armas, su producción y venta; la energía, su búsqueda, producción y transporte y en tercer lugar, la droga, su producción, transporte, distribución y consumo.
El Complejo Militar Industrial es la principal industria del mundo, es la que produce más recursos y la que genera más empleo. En Medio Oriente están 3 de los principales compradores de armas del mundo (Egipto, Arabia Saudita e Israel). Técnicamente, Egipto y Arabia Saudita son enemigos de Israel, sin embargo, Estados Unidos., les vende armas a los tres.
Entonces, aquí se genera un circulo vicioso entre la necesidad de vender armas y la necesidad que haya guerra o  conflicto para expandir la demanda y la oferta.
El tema energético es el segundo y se entrelaza muy directamente con el anterior.
También el Medio Oriente es la región del mundo que se produce la mayor cantidad de energía y estoy hablando de petróleo y gas. Hay algunos analistas que dicen que durante el Siglo XXI se va a pasar de la matriz energética petrolera a gasífera y en ese sentido se aventuran también una serie de transformaciones; se ha informado que en Estados Unidos han descubierto gigantescas reservas de gas bajo las Montañas Rocallosas y que eso llevaría a Estados Unidos a una transformación de su matriz energética lo cual produciría a cambios fundamentales en la geopolítica mundial; por ejemplo, Arabia Saudita que tiene ingentes reservas de petróleo, no tiene de gas.
Es válido decir que, cuando hablamos de energía, tenemos que estudiar por dónde se transporta. En este último aspecto, hay dos elementos que es considerar: el de las rutas marítimas y el del trazado de los ductos de transporte de energía. Cuando se observa el mapa de Asia y de Europa se ve lleno de ductos, ellos señalan simultáneamente un mapa geopolítico y puede mirar tras ellos los márgenes de la confrontación y el conflicto estratégico futuro. Uno de estos ductos, el más largo, fue construido por China con una extensión de 7.000 Km., desde el Mar Caspio hasta la China oriental. También Rusia ha creado varios, entre ellos el Nord Stream, o Gasoducto ruso-alemán, cuyo primer ramal fue inaugurado en noviembre de 2011, que pasa por debajo del Mar Báltico para penetrar directamente en Alemania y, de esa manera, sacar a Ucrania de las negociaciones que implican el paso por su territorio de otros ductos terrestres. Hay que entender lo que significa en términos de política internacional la posibilidad de Rusia de abastecer directamente a Alemania y el control que ha establecido sobre este país al abastecerlo de parte importante de sus necesidades energéticas. Ahora, Rusia construirá el South Stream, que desde el sur de Rusia pasará por debajo del Mar Negro y entrará a la región sur de Europa a través de Bulgaria, para posteriormente ir a Serbia, Hungría, Eslovenia e Italia. Son solo algunos ejemplos de los innumerables ductos que atraviesan Europa y que establecen vínculos políticos a partir de la energía.
Todo esto va mostrando la importancia estratégica del Asia Central como productor de gas y su entorno como vía de distribución y suministro de Europa. En esa lógica, Irán tiene una ubicación clave como gran productor de petróleo y gas y como nudo de comunicaciones entre Europa y Asia junto a Turquía. Precisamente una de las alternativas al South Stream es el Nabucco que desde Turquía busca ser una opción distinta que no obligue a la absoluta dependencia del gas ruso.
Por ello, cuando uno ve el trazado de los ductos, también adquiere elementos de  análisis para entender los conflictos.
Pero también las rutas marítimas juegan un papel relevante desde el punto de vista estratégico. La principal ruta marítima es la que va del Golfo Pérsico y pasa por el Estrecho de Ormuz, (por donde transita aproximadamente el 40% de la producción petrolífera mundial), de ahí pasa al Golfo de Adén, el Estrecho de Bab el Mandeb, el Mar Rojo, el Canal de Suez, el Mar Mediterráneo y el estrecho de Gibraltar.
Esa ruta tiene cuatro estrechos en los cuales se sostiene la estabilidad energética de las potencias occidentales, las obliga a buscar nuevas rutas que le den alguna sustentabilidad en caso que se genere un conflicto en el Medio Oriente. Cuando Irán dice que si se inicia una agresión contra su territorio va a cerrar el Estrecho de Ormuz, sabe lo que están diciendo y no debe quedar duda que tiene capacidad para hacerlo.
Ello produciría un golpe efectivo en el corazón de la matriz energética y, por tanto, en el corazón de la estabilidad de las potencias occidentales.
Por ello no creo que sea casualidad que en el lapso de un mes los británicos hayan introducido buques con armas nucleares en las Malvinas, se inaugure una Base Militar en el Chaco Argentino (1) y otra en Concón, muy cerca de Valparaíso, el principal puerto del país. En el mapa podrán ver un gran triangulo estratégico que domina el Atlántico sur, controla la entrada al estuario del Rio de la Plata y, por tanto, a todo los ríos que conforman la red fluvial más importante de América del Sur y echa sus redes en el Pacífico Sur, porque en caso de que se cerraran los estrechos del oriente Medio y Europa, el único paso natural que existe en nuestro planeta entre el Océano Pacífico y el Océano Atlántico son el Estrecho de Magallanes y el Paso de Drake, por lo que Estados Unidos y la OTAN querrán tener presencia militar en la región para garantizar y estabilizar ese paso.
Concluyo con una hipótesis, no se sorprendan si el próximo paso de las potencias occidentales sean las islas de Juan Fernández, Salas y Gómez, Isla de Pascua, o alguna de las islas chilenas en el Pacífico, con el objetivo de cerrar el espacio de control de los mares del sur de nuestro continente.
El tercer factor que sostiene la economía capitalista es la producción, transporte, distribución, consumo y manejo de los recursos financieros que producen la droga y las sustancias estupefacientes. Esta industria ya produce alrededor de ochocientos mil millones de dólares, de los cuales, la mayor parte fluye por el sistema financiero de Estados Unidos.
Por todo lo anterior, Estados Unidos y Occidente no pueden dejar de vender armas, no pueden dejar de manejar el recurso energético y no puede impedir el negocio de las drogas, porque si cualquiera de esas industrias se suprime o no maximiza sus ganancias, se generaría un crack financiero del cual no podrían reponerse. Ahí se sustenta la economía capitalista y por tanto, en cualquier conflicto que observemos, en cualquier lugar del planeta, vamos a tener presente a alguno de estos tres factores.
En esas condiciones se comienzan a producir una serie de propuestas distintas, para tratar de visualizar la estructura del sistema internacional a futuro. Algunos dicen que podría ser bipolar, que vamos a volver a una bipolaridad, esta vez entre Estados Unidos y China y que de alguna manera es eso lo que se manifiesta en el grupo de los 20, que es expresión de esa bipolaridad donde hay 18 países que van a escuchar las decisiones que estadounidenses y chinos han tomado.
Otra hipótesis que se maneja- aunque ha perdido fuerza por la realidad de los acontecimientos – es que el mundo del futuro será un mundo multilateral, es decir un mundo donde se impongan los Organismos Internacionales.
Hemos escuchado del Embajador de la RASD (República Árabe Saharahui Democrática) cómo Marruecos ha incumplido por más de 20 años la decisión de la ONU y que al parecer ahora será retomada, ¿será respetada esta nueva opinión con respecto al Sahara? Yo veo que la multilateralidad está en crisis y lo acabamos de ver en Cartagena de Indias, en una cumbre de jefes de estado de América donde dos de ellos deciden excluir a Cuba, con el solo rechazo de Ecuador y donde no se puede llegar a un acuerdo final, ¿por qué?, porque el mundo empieza a buscar nuevos modelos de integración que no necesariamente pasan por lo que ha sido tradicional hasta ahora.
Por otro lado, hay quienes dicen que avanzamos hacia un mundo multipolar. Esta propuesta es la más generalizada y la asumen casi todas las cancillerías de nuestro continente. A mí me parece que eso es lo deseable, donde cada país agrupado con otros pueda construir un bloque de poder. Los latinoamericanos y caribeños estamos trabajando por construir un bloque de poder a través de CELAC, los sudamericanos hemos avanzado mucho más con UNASUR en nuestro deseo común de tener presencia en el mundo del mañana. De manera que la multipolaridad es un escenario ambicionado que vale la pena soñar y por el que hay que trabajar.
Sin embargo, hay una quinta idea, que es la que me parece que se está manifestando más nítidamente. Creo que en realidad estamos avanzando hacia un sistema internacional de balance de poder que se parece mucho a la multipolaridad, pero no es lo mismo por muchas razones, y entre ellas por una muy particular: el mundo multipolar es uno donde pueden participar todos lo que logren construir un polo de poder, sin restricciones, puede tener participación en ese mundo multipolar. El balance de poder no es así. Él se compone de un grupo cerrado de lo que el autor norteamericano Morton Kaplan, llama actores nacionales esenciales. Estos son los que toman las decisiones y, en esa medida, defienden la balanza entre ese número fijo de actores. Si uno de ellos se eleva por encima de los otros, el resto se une, lo bajan pero no lo sacan y si alguno cae, los otros se unen, lo suben pero no lo sacan del sistema; un sistema de balance de poder existía cuando en la Europa de comienzos del siglo XIX, Napoleón Bonaparte se apoderó de casi toda Europa y el balance amenazaba con romperse; las potencias se unieron, derrotaron a Napoleón, pero no sacaron a Francia del sistema y no solo no la sacaron: restauraron la monarquía y garantizaron la estabilidad del balance.
¿Por qué creo que es importante el estudio de estos temas? No es solamente un debate teórico. Me parece que esto es trascendental porque las variables son distintas si actuamos en un mundo multipolar o en un mundo de balance de poder. Es fundamental entenderlo, sobre todo para nuestros pueblos de América Latina y en política exterior de los Estados debería considerar estos factores a la hora de tomar decisiones.
En esta lógica de transformación estratégica se comienza a visualizar en el mundo una nueva dinámica del acontecer de la política exterior y de la política militar de las potencias globales.
El Presidente Obama, en noviembre del año pasado en una cumbre de la Asociación de Estados del Sureste de Asia (ASEAN), anunció el inicio del siglo asiático de Estados Unidos y eso significa un cambio estructural profundo, porque desplaza el eje geopolítico mundial del Medio Oriente en dirección a Asia. Y al observar esto uno puede entender por qué Siria, por qué Irán. Efectivamente, el Medio Oriente todavía sigue siendo el lugar donde se juegan las decisiones más importantes del punto de vista estratégico del planeta, porque, como decíamos anteriormente, el Medio Oriente es la región que más armas compra en el mundo y es la mayor productora mundial de energéticos, por tanto, la estabilidad económica y por tanto la estabilidad política del sistema, depende de lo que allí ocurra. Hay que recordar que Irán no es un país árabe, es persa, aunque es musulmán.
Para analizar el Medio Oriente, el mundo árabe y musulmán, siempre se debe considerar el tema fundamental para la región que es el de la hegemonía. Esta es la razón por la cual el objetivo fundamental de las potencias imperiales en el Medio Oriente es Irán; este país ha venido a cuestionar como nunca antes la hegemonía imperial en el Medio Oriente. Irán ha venido a cuestionar esa hegemonía, porque ha generado una situación nueva en el Medio Oriente a través de su influencia, su apoyo a otros pueblos musulmanes que están en contradicción con Occidente, y sobre todo, su alto nivel de desarrollo tecnológico, no solamente desde el punto de vista bélico-militar, sino que también en la agricultura, las telecomunicaciones, la ciencia, y la medicina, que han generado una profunda transformación del país. Esto le ha permitido tener capacidad de ejercer una influencia importante en la región.
Estamos hablando de un país con capacidad de respuesta militar para lo cual se han preparado durante 33 años, desde el surgimiento de la República Islámica en 1979.
En ese sentido, Irán se ha transformado en un escollo fundamental para que Estados Unidos pueda desarrollar su idea estratégica de transformar el siglo XXI en su “siglo asiático”.
Estos acontecimientos, y el desplazamiento del eje político que se ha comenzado a manifestar, han venido a generar nuevas alianzas. La más importante es que la se empieza a gestar entre China y Rusia. Estas dos potencias emergentes han acordado el fortalecimiento de la Organización de Cooperación de Shanghái.
Ya en el mes de Octubre del año pasado, cuando Putin fue designado candidato a Presidente por su partido Rusia Unida, su primer viaje, 4 días después de su nominación, fue a Beijing y allí estableció un gigantesco acuerdo de cooperación con el Presidente Hu Jintao, por el cual Rusia se comprometió al suministro de hidrocarburos a largo plazo a China. Además, el intercambio comercial bilateral pasará de setenta mil millones de dólares en 2011 a casi doscientos mil en el año 2020.
Este desplazamiento del eje geopolítico intenta abordar cosas concretas novedosas, una de ellas es el reforzamiento en la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), de la cual forman parte, además de Rusia y China, otros 4 países de Asia central que formaron parte de la Unión Soviética. Estos países, ubicados en las cercanías del Mar Caspio, albergan en su subsuelo algunas de las más importantes reservas de gas del mundo. Así mismo, se han incorporado como observadores a la OCS, Mongolia, Pakistán, Irán e India, lo cual hace que esta alianza sea ya un gran arco de países que incorpora a las dos naciones más pobladas del planeta, dos de las más extensas, que cuentan con sustanciales reservas de energía y ocupan un territorio que va desde Europa hasta el Océano Pacífico y desde el Océano Índico hasta el Ártico.
Así mismo, el año pasado siendo Putin Primer Ministro, trabajó, negoció y el 1º de Enero se puso en funcionamiento la Alianza Euroasiática, configurada por Rusia, Bielorrusia y Kazajstán, para la cual se espera la incorporación de otros países de Asia que pertenecieron Unión Soviética, de manera que si nosotros vinculamos la Organización de Cooperación de Shanghái con la Alianza Euroasiática, estamos viendo una gran coalición de países que va desde el Pacífico hasta las propias estribaciones de la Europa del Mar Báltico.
¿Cuál ha sido la respuesta de Estados Unidos? En primer lugar, el anuncio del siglo asiático estadounidense que ha implicado que posteriormente la Sra. Clinton notificara la creación de la alianza Indo-Pacífico, de manera de vincular su costa oeste, es decir el litoral Pacífico de Estados Unidos con el Océano Indico y para ello se acaba de establecer un acuerdo tripartito con Japón e India.
Hay una rivalidad permanente que no se debe obviar entre India y Pakistán que, aunque no están en el Consejo de Seguridad de la ONU, son dos potencias nucleares y en esa medida, el conflicto permanente y potencial bélico de esa región, es “aprovechado” por Occidente y la OTAN para buscar mantener el desequilibrio beligerante que le permita ampliar sus intereses, en una región en que están presentes los tres factores antes mencionadas: venta de armas, producción de energía y de drogas, con sus consabidas repercusiones antes explicadas.
Estados Unidos considera necesario “contener” a China, porque todos coinciden en que va a ser la primera potencia mundial.
Los más conservadores dicen que en 2037, hay otros que dicen que ya en el 2020 China va superar a Estados Unidos como primera potencia económica mundial. Esa es la razón estratégica de trasladar el eje de la política mundial a Asia; por ello, es de prever que el conflicto mundial del futuro se desarrolle en esa región.
Hacia allá va el mundo, ahí se van a desarrollar los conflictos; esa es la perspectiva estratégica y en esa perspectiva yo digo que Chile tiene que poner atención en el Estrecho de Magallanes, en el Paso de Drake, y en el interés que van a despertar en las potencias mundiales las islas del Océano Pacífico chileno.
Finalizo hablando de qué pasa en América Latina frente a toda esta situación.
La firma de los acuerdos Torrijos-Carter en 1977, que derivaron en la salida del último soldado estadounidense de la Zona del Canal de Panamá el 31 de Diciembre de 1999, produjo un desbalance total del aparato militar de Estados Unidos para el hemisferio occidental. Panamá significaba para Estados Unidos mucho más que el Canal, el cual teniendo una importancia de primer orden, era secundaria en comparación con las gigantescas instalaciones militares existentes en ese territorio. Ahí residía el Estado Mayor del Comando Sur y fuerzas de la armada, el ejército, la fuerza aérea y la infantería de marina y estaciones rastreadoras de satélite. Su salida de la Zona, produce un descalabro que lo obliga, a retirar sus fuerzas hacia su propio territorio.
Ya que ha desaparecido el comunismo, inventa un nuevo enemigo: las migraciones ilegales de indocumentados y el narcotráfico. Para eso crea el Plan Colombia que es un instrumento de Estados Unidos para reinsertarse militarmente en nuestro continente. Al norte de Venezuela a escasa distancia de sus costas, han instalado en las islas holandesas del Caribe varias estaciones de radar; así mismo la base de Comalapa, en Honduras; de Ilopango en El Salvador; fortalecen la base de Guantánamo en Cuba y siete bases militares en Colombia. Hicieron un acuerdo con Ecuador y estuvieron por diez años en Manta, pero el Presidente Correa muy valientemente rechazó dar continuidad al mismo, una vez que feneció el período acordado. Ahora se han establecido en Concón aquí en Chile y en el Chaco argentino. (Este acuerdo fue deshauciado por la presidenta Fernández, meses después de esta conferencia) Y han habido otras tentativas, por ejemplo en Manaos, Brasil, intentaron establecer una base antiguerrillera que el Presidente Lula rechazó; así mismo lo tantearon en la Patagonia Argentina. En fin, hay toda una redistribución de la fuerza militar de Estados Unidos en el continente.
Reactivaron la cuarta flota de la Armada estadounidense que opera en el Mar Caribe y el Atlántico Sur, y que había sido desactivada en 1946, al finalizar la 2ª Guerra Mundial, pero vuelve a entrar en acción, en el momento en que están ocurriendo procesos políticos de vocación soberana en América Latina, pero, sobre todo cuando en Brasil -en el mar brasileño - se descubren los mayores yacimientos petrolíferos, posiblemente de los más grandes que haya en el continente, en las profundidades del océano. No están comprobados, pero se supone por los estudios que se han hecho, que son gigantescos, que existen en lo que los brasileños le llaman el Presal.
Hace un mes escuchamos las declaraciones del Jefe del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, General Douglas Fraser quien manifestaba su preocupación por lo que llamó “turbulencias geopolíticas” que se pudieran originar en Cuba, Venezuela, Bolivia y Haití. Para completar el cuadro, ocurren estos últimos hechos en Malvinas que violan los precarios acuerdos entre Gran Bretaña y Argentina para mantener el conflicto en el escenario de las negociaciones diplomáticas. Las acciones británicas en Malvinas son, además, violatorias del derecho internacional. Los países de Latinoamérica y el Caribe hemos firmado el Tratado de Tlatelolco, que prohíbe el establecimiento de armas nucleares en nuestra región, sin embargo los británicos impunemente, han llevado buques con armamento nuclear.
Frente a esto, hay mucha gente con desesperanza y no veo por qué tiene que ser así.
Nuestra respuesta debe ser la integración, una respuesta esperanzadora, positiva. Es la que está surgiendo de nuestros pueblos. La integración, sin embargo, hoy ya no es una opción: es la única opción.
Si queremos avanzar hacia la multipolaridad que las potencias no desean, debemos integrarnos.
Debemos construir nuestra integración, esa opción que nuevamente ha pasado por una prueba en Cartagena de Indias. Esa opción, que ha mostrado una América Latina y caribeña unida, que ha llevado a que no hubiera declaración final ante la imposibilidad de Estados Unidos de imponer sus criterios respecto de Cuba y de las Malvinas. Eso no había ocurrido nunca antes, que presidentes de todas las tendencias políticas desde la izquierda a la derecha, hayan actuado como un todo frente a Estados Unidos y eso da una idea de la integración que tenemos que construir tiene que ser una integración de Estado, que supere a los gobiernos, porque no podemos construir una integración que esté sometida a los vaivenes de los cambios que pueda haber en uno u otro país y la única manera que sea de los Estados y no de los gobiernos, es que la asuman los pueblos, que se empiece a tejer desde abajo, y se exprese en los ámbitos académico, campesino, indígena, estudiantil, de manera que se haga imposible su regresión.
Cierro recordando a Bolívar, que en la Carta de Jamaica, en 1815 escribe esa carta, que en realidad, más que una misiva, es uno de los documentos más brillantes de la historia política de América. Conocida como Carta de Jamaica, Bolívar hace un recuento memorable de las características política e idiosincráticas de cada una de las naciones de la América meridional y antes de echar “una ojeada”, a la “lucha simultánea” en todo el hemisferio, expone que: “En unas partes triunfan los independientes, mientras que los tiranos en lugares diferentes, obtienen sus ventajas, y ¿cuál es el resultado final? ¿No está el Nuevo Mundo entero, conmovido y armado para su defensa?”.
El Libertador es claro al señalar las diferencias de los que luchan, pero resalta que todos están participando en contra del enemigo español.
Hoy, en esta nueva lucha por la Independencia, en esta nueva necesidad de sobrevivir para ser alguien en el mundo del mañana, tenemos que estar todos y eso nos obliga a construir una integración de Estado, debemos aprender a ceder para construir un espacio mayor que nos dé la posibilidad de actuar como un todo en el escenario mundial.
La contradicción es la misma que surgió en 1823 cuando el presidente de Estados Unidos James Monroe expuso su idea de “América para los americanos” entendiendo que los americanos son ellos. Un año después Bolívar le contestó con la Convocatoria al Congreso de Panamá que se realizó en 1826, llamando a crear una nación de naciones.
La integración es nuestra única oportunidad de sobrevivencia, porque va a haber conflicto pero no va a ser entre las potencias, va a ser una confrontación de ellos contra los pueblos del sur que se han planteado un camino de Independencia, de soberanía, para poder unirse, para poder aliarse, para poder construir espacios de integración que nos permitan tener presencia y sobrevivencia en el mundo del mañana.
Santiago de Chile, abril de 2012.