Sobre la carpeta de la multicancha de la Villa Padre Hurtado que muchas veces la vio jugar y correr en actividades junto a sus amigos de los bloques, se realizó el servicio religioso de despedida de Katherine Zapata.
El servicio estuvo a cargo del Pastor Miranda de Quillón, quién valoró las muestras de solidaridad y de apoyo a Katherine y su familia y habló sobre la fragilidad de la vida en los seres humanos.
El féretro estuvo en todo momento con guardia de honor a cargo de sus compañeros del primer año de Ingeniería en Prevención de Riesgos del Instituto Profesional Santo Tomás de Chillán, incluido profesores y Directivos del establecimiento.
Una vez concluido el servicio religioso, los presentes entonaron el himno "Cuando el ángel pase lista", ocasión en que los ojos de los presentes se humedecieron y así era posible ver el abatimiento del padre de Katherine, a un niño que enjugaba sus lágrimas con un pañuelo blanco escondido detrás del público o a su abuela paterna fundida en un abrazo con un familiar.
Luego el féretro fue sacado para ser subido a la carroza, ocasión en que vecinos lanzaron pétalos de camelias a su paso. De ahí tomó la calle Bianchi hacia el poniente, la que se encontraba con ramos de flores en ambos costado y al centro la página de un libro donde se podía leer "adiós katita" y en la otra hoja un versículo de un salmo.
Después de detenerse el cortejo en el lugar, continuó viaje por calle Freire y en la esquina de Palacios, la despedimos, continuando viaje hacia su última morada en el cementerio de Bulnes, donde, quizás a la hora de subir esta información, todavía se le realicen los últimos homenajes antes de su descanso eterno.