Fueron por lana y salieron trasquilados. El Juez Tomka, aunque en un principio no me simpatizaba, los trasquiló y solo les dejó el rabo con lana, para que se sientan felices y triunfadores.
En Bulnes, a la hora del fallo, todo transcurría normalmente, como si presintiéramos que todo seguiría igual. En el boulevar Palacios la gente caminaba raudamente mientras hacía compras, mientras en la plaza otros vecinos disfrutaban la estadía bajo los tilos.
Ahora que pase Evo Morales, a ese no le dejaremos ni la lana del rabo.